sábado, 20 de febrero de 2016

"Golpe a golpe, verso a verso"



"Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles", canta Serrat a Machado, y susurraría yo a aquellos refractarios a las costumbres que nos son, de forma mayoritaria, consustanciales a los españoles; a esos fachendosos defensores de manías personales, que quejumbrosos y faltos de "temple moral", reivindican derechos inexistentes en un tiempo caduco y afanosamente superado que no tuvieron que padecer al ser hijos o nietos de la Transición, en un intento de llamar la atención, sin ritmo ni armonía, con el objetivo de trascender a cualquier precio en una sociedad diletante bajo el título -mal entendido- de igualitaria, mostrando el torso desnudo, exclusivamente, en lugares de culto para los cristianos -que les ofenden en demasía; no así los templos en territorio español de aquellos que profesan otras religiones; gracias a Dios o a los astros, porque desconocemos las consecuencias de dichas algaradas- y zahiriendo algo tan bello como la feminidad mediante zafias y pueriles poesías bajo el pretexto de la tolerancia. Un contrasentido del que no se aperciben los ingenuos y snobs en esta España libre del 78 pero llena de prejuicios y que, por un lado, detesta la imposición pero, por otro, aplica un "laissez faire" que la permite . "Yo creo que es una secuela de aquella pordiosería que nuestra literatura picaresca tan bien retrata (...) Cuando oigáis a un español quejarse de las cosas de su patria no le hagáis mucho caso. Siempre exagera, la mayor parte de las veces miente" -decía Unamuno -.

Como el fin justifica los medios, ¿qué importa enfrentar de nuevo a los españoles simulando -en un alarde de frivolidad- un paralelismo inexistente entre sociedades distintas y despreciando la lucha de los que perdieron -inútilmente- la vida por España y sus ingratos descendientes?¿Qué importa azuzar a las masas poniendo en práctica un pseudoanarquismo moral?

"Cuando el jilguero no puede cantar, cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar. Caminante no hay camino, se hace camino al andar". 

A. Valois.