domingo, 10 de noviembre de 2013

La vocación de servicio

“El valor social de los hombres directores depende de la capacidad de entusiasmo que posea la masa”, nos dice Ortega y Gasset en “La España Invertebrada”. Afirmación que perdería todo su sentido de no ir estrechamente unida la ejemplaridad de  “los hombres directores” y cuyo éxito radica, según el filósofo, en que  “el ejemplo cunde” y “los inferiores se perfeccionan en el sentido de los mejores”. Mayúscula, complicada y relativa empresa la ejemplaridad.

Hoy, que todo se cuestiona, he recordado el esfuerzo de los españoles -treinta años atrás- por converger hacia un consenso social que nos traería un largo periodo de estabilidad. Aquel haz de voluntades políticas fue consecuencia de la vocación de servicio que imperó en los representantes de un pueblo cansado y víctima de errores pasados en busca de la tan ansiada paz social. Y, como una cosa lleva a la otra, la vocación de servicio llevó a la ejemplaridad de un proceso impecable dirigido por hombres que, hoy, se presentan a nuestros ojos como egregios. Los españoles quisieron perfeccionarse en el sentido de los mejores y lucharon, en todos los órdenes de la vida, por construir futuro en un largo periodo de austeridad y trabajo.

¿Qué se hizo –como diría Jorge Manrique en sus coplas- de aquellas voluntades políticas? Al parecer, “ascendieron a la vida más pura y esencial” –usando una expresión de Ortega-, y nunca más se supo de ellas. Ebrios de estabilidad y de saciedad, los españoles, nos volvimos indolentes, descuidamos las estructuras políticas, sociales y económicas y, la mayoría de nuestros representantes, se hicieron individualistas volcando todos sus esfuerzos en pro de su carrera de ascenso a los baños de multitudesPerdimos altitud de miras, desapareció el proyecto común.

A continuación, Baco se desvaneció y comenzó la depresión propia de la resacaLa tendencia, a partir de entonces, no fue otra –por parte de algunos- que agitar a las masas haciendo un mal uso de la historia, deslocalizándola temporalmente; trayéndola al presente. Creyeron ser innovadores pero, en realidad, no estaban aportando nada nuevo; repitieron, en esencia, hechos pretéritos, cometiendo los mismos fallos de entoncespretendiendo que el pasado fuera presente. Unos, asaltaron supermercados y entraron en latifundios –en pleno siglo XXI- alterando el orden, mientras disfrutaban de sueldos por el desempeño de cargo público; otros, los de los brotes verdes –como si con ellos no fuera la cosa-, afectados de bipolaridad, animaron a los españoles a manifestarse en aquel movimiento llamado 15 M –ya iniciado con independencia a ellos, como es lógico-. Sí, la misma concentración que, mi natural ingenuo,  habría querido que fuese una forma puntual, pacífica y masiva- de hacerle saber a nuestros “hombres directores” del descontento de los españoles. Como diría Machado: “soñé, bendita ilusión”. Se politizó.

Y, por si fuéramos pocos, ayer llegó –en forma de noticia escrita- la injerencia de “esos caribes, como llamara a los franceses el académico de la historia que dedicó un libro a mi tatarabuelo, haciendo alusión a la Guerra de la Independencia y los destrozos por parte de los invasores. ¿Qué es un rey para ti? Para mi, un hombre con vocación de servicio a España que contribuyó a la paz social –que se ha mantenido hasta nuestros días-  en un momento clave de nuestra historia. Para ti, ciudadano francés, nada; porque nada sabes del sufrimiento de los españoles desde el dos de mayo –como recordó ayer, en las redes sociales, don Enrique-. Haciendo uso de una frase de Nietzsche: Ellos no serán los que construyan el puente sobre el que pasará el rio de nuestras vidas; la de los españoles.

A. Valois.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con su acertado análisis Lolita, de una parte tenemos líderes que han personificado el beneficio de su labor política en su bien individual y no en el bien común, por otro lado, como adelantaba e mi post "LA POLITIZACION" la sociedad se ha politizado en aras a los intereses de su movilización en manos del AGITPROP de la izquierda y finalmente, como siempre a lo largo de los siglos, nuestros enemigos históricos, los gabachos, caribes o malnacidos que se autoproclaman hijos de san Luis, aprovechan nuestra evidente debilidad interna para atacar nuestro honor y nuestras instituciones, ya que no cabría hoy que atacasen nuestras fronteras.
    Acertado análisis todo él. Enhorabuena, me alegra que quien hacía sus pinitos en comentarios a blogs de otros, haya dado el paso de tener su propio blog y lo haga con el acierto que Vd. lo hace.
    No deje de seguir ilustrándonos.
    Gracias

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